Escenas costumbristas

Un grupo de hombres, con faroles y bastones algunos de ellos, van cantando de casa en casa, anunciando las misas de la Aurora en el mes de mayo. Al llegar a cada casa, uno de los llama a la puerta y dice “Ave María Purísima, La Aurora”, y en ese momento, el resto de los auroros comienzan a cantar. En algunas casas, las familias le daban aguinaldo.

Una madre, junto a su bebé, canta una canción para que se duerma.

Los hombres hacen trabajos en el campo, usando instrumentos como una pala, un rastrillo, un cedazo, etc. Las mujeres, a su alrededor, ayudándoles, ofreciéndoles agua o intentando ligar con ellos.  Las mujeres solas empezaban a bailar entre ellas, y los hombres se acercaban para unirse al baile, eligiendo a la mujer que más le gustase para bailar con ella.

El hombre tenía que pedir permiso al padre de la novia para poder salir a pasear con ella o ir a visitarla a su casa. Los pretendientes de la chica se acercaban a la casa de ella, y como las puertas estaban abiertas, tiraban un bastón hacia la casa diciendo “porra dentro”. El padre de la novia, que estaba sentado en la entrada de la casa y que tenía un botijo de agua podía reaccionar de dos maneras. Si el chico no le gustaba, no le ofrecía agua y además expulsa el bastón de su casa diciendo “porra fuera”. Si el chico le gusta, el padre le ofrece agua y recoge el bastón.

Mientras tanto, la chica está alrededor de su padre (cosiendo, bordando, tendiendo la ropa, etc.) para observar cuál es su reacción.